Monthly Archives: septiembre 2016

Encuentro inesperado

Blog-segunda-entrada-2Debo confesarlo, después de haberme cruzado con el misterioso chico de la tarjeta, lo googleé. No es por agrandarme, pero soy un gran detective en el mundo virtual. Para cada trabajo de traducción me acostumbré a rastrear personas, lugares, comidas y hasta costumbres extrañas.

Aunque siempre encuentro lo que busco no había pasado lo mismo con el tal Ignacio. En la web del spa no decía nada ni tampoco había fotos suyas en internet. Solo aparecía una lista con los 25 mejores perfiles con ese nombre en LinkedIn y algunos de Facebook, pero ninguno parecía ser él.

Estaba decidida a develar la incógnita, así que seguí yendo al parque cada vez que podía. Lo hacía con la esperanza de cruzarme con él, aunque no sabía qué iba a inventar para acercarme.

Con el tiempo empecé a notar que esos pequeños recreos leyendo al aire libre me hacían retomar el trabajo con más energía y la cabeza despejada. Si no tenía ganas de leer, me quedaba sentada mirando a los chicos en los juegos o a los perros corriendo de un lado a otro. ¡Hasta me animé a dar algunas vueltas al parque caminando!

¿Novedades del supuesto Ignacio? Ninguna. Seguramente no era del barrio y habría estado de visita o era de esos que parecen muy atléticos, pero salen a correr dos veces y después dejan las zapatillas olvidadas en el placard.

Estaba empezando a resignarme cuando recibí una llamada de mi mejor amiga Carolina. Quería que la acompañara el sábado a la mañana a una feria de alimentos orgánicos en el parque del barrio.

-¿A la mañana, Caro? Sabés que el finde duermo hasta el mediodía-, le dije intentando abortar el plan.

–Dale, te va a gustar y hay cosas de re buena calidad, nada que ver con lo que vos solés comprar-, trató de convencerme.

Acepté solo porque Caro es de esas amigas incondicionales que me acompaña en cada locura desde que teníamos doce años. Así que ahí fui con cara de dormida, la camiseta del pijama debajo del saco y un jogging de entrecasa.

La feria estaba llena de puestos que vendían frutas, verduras, pan, cereales y todo tipo de alimentos. Caro recorrió cada stand mientras yo la seguía chequeando mis mensajes de WhatsApp. Ella me recomendaba productos, aunque para mí lo orgánico era más una moda que otra cosa.

Antes de irnos Caro quiso comprar unos panes con semillas. Nos acercamos a un puesto que estaba repleto de gente. Caro le preguntó dos veces al vendedor qué tipo de pan le recomendaba para las tostadas del desayuno, pero el hombre siempre le contestaba a otras personas.

En el tercer intento, otra voz masculina nos respondió: “Para el desayuno está bueno cualquiera de harina integral y avena”. Me pareció igual a la voz enérgica del chico del parque, pero ¿podría ser él o me estaría obsesionando?

Cuando levanté la vista no podía creerlo, él estaba al lado nuestro y cargaba varias bolsas de compras de la feria.

-¿Por qué de harina integral y avena?-, me apuré a preguntarle antes que Caro.

–Porque la avena es el cereal con mayor concentración de proteínas. ¡Tan alta como en la carne, la leche y los huevos!-, me respondió con una sonrisa.

-¿Vos desayunás con ese pan?-, quería retenerlo de alguna manera y entre nervios fue lo único que se me ocurrió preguntarle.

–Sí, untado con un poco de queso blanco, algunas frutas orgánicas y arrancás con todo-, me dijo.

-¿Hay algún puesto de frutas orgánicas acá?-, intenté estirar la conversación mientras Caro seguía comprando.

-Sí, andá al puesto que está justo acá enfrente en diagonal. Es de un amigo y tiene productos muy buenos. Decile que vas de parte de Nacho.

Nacho… Ignacio. Entonces el de la tarjeta era su nombre. Quedé paralizada unos segundos, le entregaron su pedido y se alejó del stand diciéndome chau. Volví a tierra cuando Caro me tocó el hombro para pedirme cambio y perdí de vista a Ignacio entre la multitud.